“¡Que vuelva a florecer el Tepeyac!”, pide el Padre Miceli, párroco de San Juan Diego en Argentina
El párroco del santuario dedicado al indígena en Argentina, se reunió con integrantes de Unión de Voluntades y compartió un mensaje de SS el Papa Francisco para los mexicanos: “trabajen juntos, humildes y sencillos, servidores de la Virgen de Guadalupe”.
Miriam Apolin
“Demos el ‘sí’ a María de Guadalupe como lo hizo este santo indígena; hoy todos podemos ser un San Juan Diego, pues hoy urge ser instrumentos de misericordia, pues Dios sigue tomando lo más pequeño para realizar su grandeza”. Así se expresó el Padre Mario Miceli, durante su encuentro presencial con integrantes de Unión de Voluntades.
En el encuentro presencial con la agrupación mexicana, la cual también fue trasmitida vía virtual, el párroco del Templo de San Juan Diego en la capital de Argentina, Buenos Aires, compartió un mensaje de SS el Papa Francisco, exclusivo para los fieles mexicanos y les pidió trabajar unidos en favor de la Iglesia.
“Sé que te vas a reunir en junio con hermanos mexicanos y como también en los proyectos que trabajan juntos, les pido que sean siempre humildes y sencillos, servidores de todos como lo fue San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Saludos a todos, Jesús los bendiga y que Santa María los cuide, no te olvides de rezar por mí frente a Ella”, afirmó el Padre Miceli.
Bajo este llamado, el sacerdote argentino expresó la importancia que tiene México en la cristianización de América Latina, pues sus habitantes son considerados los “hermanos mayores”, pues “la Casita Sagrada eligió su tierra, pero sus puertas están abiertas para todo el mundo”.
“Ustedes son los modelos de la Nueva Evangelización, hermanos de todos, quienes han estado cercanos con su oración y devoción al amor de Santa María de Guadalupe, es por eso que, desde Argentina, nos sumamos a los proyectos y celebraciones rumbo a los 500 años del Acontecimiento Guadalupano, pues es urgente que vuelva a florecer el Tepeyac, en estos tiempos tan dolientes, no es casualidad que Dios nos pida ser los ‘nuevos’ San Juan Diego, pues la humildad y sencillez son la riqueza que necesita el mundo”, añadió el Padre Miceli.
Explicó que ante las realidades que asemejan a México y Argentina, como son la pobreza, la cultura del descarte, la violencia, la falta de trabajo, etc., Miceli afirmó que estas heridas solo pueden ser sanadas por el amor maternal de Dios, por el Amor Guadalupano.
“El Papa Francisco, tiene un amor especial por la Morenita del Tepeyac y desde Argentina nos ha invitado a ponernos bajo su Santo Manto, por eso hoy tengo la misión de llevar este mensaje a mi comunidad, a vivir bajo la mirada de María de Guadalupe, hoy ponemos en el centro a San Juan Diego y de ahí llevarlo a todas las fronteras, seremos lugares de salida, mirando la fragilidad de los más sufrientes y marginales”, sostuvo el P. Miceli.
Aseguró que los fieles católicos en Argentina, se sienten hermanados con la devoción a Santa María de Guadalupe y herederos de la fe a San Juan Diego, “con mucha responsabilidad asumo esta obra y agradecido por recibir este llamado, ser el párroco de este templo me llena de alegría y me hermano con ustedes, hermanos de Unión de Voluntades, con este deseo de ser testigos de que vuelva a florecer el Tepeyac”.
Por su parte, el Lic. Ferrer, coordinador de Unión de Voluntades, hizo entrega al párroco argentino de una réplica de la imagen de la Virgen de Guadalupe, en señal de unidad y hermandad de esta herencia del amor guadalupano y como agradecimiento de su visita.
La historia del templo
La construcción de este santuario comenzó en 1995, cuando el actual Papa Francisco se desempeñaba como Arzobispo de Buenos Aires. Fue él quien dispuso que esta parroquia estuviera dedicada al indígena San Juan Diego, a quien proclamó como santo patrono de los floricultores y floristas argentinos.
El 9 de diciembre de 2007, en la festividad de San Juan Diego, el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio dio la apertura oficial de la parroquia. En la ceremonia de inauguración y consagración del tenplo, el movimiento laical Unión de Voluntades donó y llevó desde México la escultura de San Juan Diego, que ahora resguarda la iglesia.