Miriam Apolinar
Con su tradicional peregrinación anual a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el movimiento social católico Unión de Voluntades dio gracias a Dios por este décimo septimo aniversario y confirmó su llamado a los pies de la Virgen del Tepeyac, para ser portadores de fe, esperanza y caridad a la imagen de San Juan Diego.
En el marco de la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, este 24 de junio, se realizó una Misa de acción de gracias, presidida por Mons. Francisco Javier Acero, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, donde llamó a cada integrante de Unión de Voluntades a ser agentes de paz y promotores del Evangelio.
“Anuncien y denuncien situaciones de corrupción y violencia, esas que no pueden estar en silencio, porque sería ser complices ante estas situaciones injustas. Así como Juan Bautista que anunció y denunció el Reino de Dios, así ustedes sean personas con gestos de amor que den testimonio que atraiga al enamoramiento de Jesús y María para restablecer juntos la paz no solo de México sino del mundo entero”, expresó Mons. Acero durante su homilía.
Igualmente, Mons. Acero exhortó a “ser la voz” de quienes buscan acallar a Dios en medio del mundo, “sean la voz de aquellas madres de hijos desaparecidos, de las personas indiferentes, de los corruptos y de los que promueven el mal. Anuncien que con el amor de María de Guadalupe podemos restablecer el tejido social”.
Dicha celebración fue el culmen de una serie de actividades, por lo que los integrantes de dicha agrupación elevaron sus oraciones ante la imagen de la Morenita del Tepeyac, a quién pidieron siga siendo la luz y guía de su apostolado y obra, amén de seguir día a día en la labor por la unidad, la justicia y la solidaridad.
Rosario por el Cerrito del Tepeyac y Adoración Eucarística
Cerca de las 10 de la mañana, los fieles laicos de UV, vestidos de blanco y con el santo rosario en la mano, se dieron cita en las faldas de la Capilla del Cerrito, para rezar y meditar por cada intención a favor de la cultura de la vida, por la protección de la familia, así como del cese de la guerra y la violencia en el mundo.
Durante la peregrinación por el cerrito, también se pidió por el cese del aborto en México y por el respeto a la vida en todas sus etapas, así como por las nuevas generaciones para que defiendan este derecho universal.
La peregrinación contó con la presencia de hermanos mazahuas provenientes del Estado de México, quienes pidieron muy en especial por las comunidades originarias de este país, así como por las personas que sufren discriminación y falta de oportunidades.
Al finalizar el rezo del Santo Rosario, dentro del Pocito, se llevó a cabo una charla impartida por Fray Tomás Chávez, religioso capuchino, bajo el tema: “San Juan Diego, enlace entre el cielo y la tierra”, en donde nos recordó el llamado y valor que tiene el Nican Mopohua (documento en nahuatl que revela las Apariciones de la Virgen de Guadalupe), a considerarse el “Quinto Evangelio” pues en este documento se descubren las promesas de la Morenita del Tepeyac, ya que “Ella es quien nos llama, nos mira y nos habla por nuestro nombre”.
Por otro lado, se llevó a cabo una Hora Santa, en donde a los pies de Jesús Sacramentado, se oró por las necesidades de este apostolado, así como por toda la Iglesia Católica.
Finalmente, se llevo cabo una reunión en las instalaciones de la Parroquia Santa María de Guadalupe Capuchinas, en donde se contó con la presencia de Mons. Franciso Javier Acero, Mons. Pedro Agustín Rivera, y el Padre Efraín Hernández, Parroco de Santa María de Capuchinas.
